¿Qué es La Universidad Emocional?

Un sueño para cambiar el mundo.

¿Qué hace? ¿Qué genera? ¿Qué produce?

Trabaja con personas. Las escucha, fomenta en ellas el entusiasmo, la emoción, el talento y la elección a arriesgarse.

¿Por qué un proyecto así?

-Este mundo es fascinante, pero a algunos no nos gusta cómo lo construimos.

-Creemos que es necesario llegar hasta los fogones donde se cocinan y se deciden las cosas que influyen en todos nosotros, para cambiar allí mismo aquello que podemos mejorar.

-Nos dicen que siempre vemos en La Universidad Emocional el lado amable de las cosas, lo mejor de cada uno. es así como nos sentimos a gusto y no nos hemos sentido nunca defraudados por la vida.

-Estamos convencidos que este mundo lo podemos mejorar desde dentro, desde su mismo núcleo.

¿Cómo queremos cambiarlo?

-Aleccionando sueños, motivando a otros. Uno a uno, persona a persona. Creyendo que podemos hacerlo. recordando nuestro poder.

-Exactamente, nuestro referente para actuar lo encontramos en el mismo modo en el que un creador aspira a todo con un mínimo de recursos; aspira a las estrellas a cambio del placer de conseguir lo que le importa, aunque sea invisible para el resto del mundo, en busca nada más que de sus propios logros.

¿Si tuviéramos la oportunidad de hacerlo posible, si tuviéramos la lámpara mágica y maravillosa para lograrlo, cómo impulsaríamos este sueño para conseguirlo y hacerlo a escala planetaria?

-Esta es una pregunta única y una pregunta así no puede más que tener una respuesta distinta.

-Para empezar no tendríamos miedo de intentarlo. Pensando a lo grande, iríamos hasta los órganos de poder y los transformaríamos.

-Convertiríamos cada centro de opinión, cada entorno educacional, pequeño o grande, cada universidad o escuela de negocio, en un think tank para aportar ideas y gestionarlas, convertidos en centros interdisciplinares al servicio de la vida.

-Diseñaríamos un programa de talento o una cátedra de la emoción que aportaría en cada disciplina, la obligación de trabajar la felicidad, no la competitividad.

Cada universidad, una cátedra, una oportunidad.

-Además, aprovecharíamos el talento de los mayores al servicio de las necesidades del mundo, con el diseño y la implementación de un programa que destaque el valor de la experiencia.

-Nos harían falta todos para este sueño. Cada persona es un portador de ilusión, de conocimiento, de valor.

¿Cómo empezarlo?

Con un movimiento.

-Un movimiento internacional capaz de expandirse como un virus. Un movimiento al que se adhieran empresas, universidades, hospitales, ejércitos, partidos políticos, personas… que hagan suyas estas líneas de identidad, que las defiendan y las desarrollen.

Proyecto a proyecto.

-Empresa a empresa. Les convenceríamos del poder de nuestras ideas. Ideas sencillas y honestas como las de cualquier niño. Lo entenderán.

-Al mismo tiempo, implementaríamos un programa piloto en las universidades más respetadas del mundo, con mayor capacidad de riesgo y decisión. Este programa tendría la responsabilidad de fundamentar las bases de identidad de una universidad emocional: el respeto a la vida, a los sueños, a la imaginación, a las personas.

Si la universidad cambia, cambiará el mundo.

-Nos hemos regalado soñar, ¿no? la lámpara maravillosa nos permitiría encontrar un país capaz de escuchar y fomentar estas ideas, ideas de todos, del mundo, un país que asuma la necesidad de implementarlo en la educación temprana obligatoria. un país que decida construir su futuro desde la felicidad y que importe un modelo de convivencia nuevo, desde las bases sociales, que sea referencia para el resto del mundo.

-En este deseo, la comunicación es fundamental. para esto hay que crear una poderosa corriente de opinión, en el que cada mente libre, cada periodista honesto, cada profesional enamorado de la causa, podría volcar sus ilusiones en todo foro público.

Necesitamos contar esperanza, necesitamos construir juntos.

-No podemos dejar de soñar en esta pregunta. por eso, hay una cosa más. Acudiríamos a un líder mundial (-aquí tenemos nuestros gustos muy escogidos-), iríamos a exponerle estas ideas, a convidarle a que se suma a ser portavoz de las mismas. Detrás de esta persona, se situarían los embajadores, aquellos capaces de arrastrar los sueños con alma, con la pasión de los que creen. Cada embajador haría multiplicar los meandros de un río emocional. Un río de vida.

Porque nada es imposible, nada inalcanzable.

¿Cuánto cuesta poner en marcha esto?

-Mucha decisión y nosotros la tenemos.

-¿Lo dejaríais todo por vuestros sueños? ¿Lo daríais todo por ellos? porque vuestros deseos son los del mundo, son los nuestros y nosotros necesitamos ayuda.

-Este movimiento es un proyecto de vida. La universidad emocional somos nosotros, y este es un inconveniente para crecer, pero esperamos solventarlo formando a otros soñadores. Necesitamos encontrar en otros todos estos valores. Hasta ahora nuestras respuestas son individuales, trabajamos con personas, una a una, pero aspiramos a provocar una acción coral, cada vez más amplia. Cada persona con la que hemos trabajado es un líder de opinión.

-Deseamos llegar hasta los foros donde las ideas puedan ser escuchadas. Compartirlas y hacerlas crecer.

-Necesitamos ir hasta allí para hablar, para dibujar, para enseñar, para compartir, para convivir.  Necesitamos formar a otros líderes capaces de generar esperanza en los demás.

¿Nos ayudaréis?

Todo movimiento se amplifica estando vivo. Debemos movernos para mover con nosotros el mundo. Debemos actuar (a pesar de nuestra comodidad y nuestros temores) para que estos sueños prevalezcan con nosotros.

La Universidad Emocional_2020