Arena del mar Mónica Feldman Álvarez

Es un objeto que son múltiples, vienen de lejos y se instalaron en las montañas conmigo, en los Andes altos. Son piedras del mar, arena de granos gruesos, erosionados y brillantes que ahora hacen parte de mí y habitan en mi sala. Fueron mi souvenir de un viaje que pretendía libertad y los traje conmigo para no olvidar jamás que se puede ser libre. El mar amplio, abrumador y sonoro me lo recuerda constantemente. Fue también, un intento por retener la geografía, por acaparar lo inabarcable, por preservar la memoria, aún las conservo.

Los lavé para des salinizarlos, para quitar de ellos cualquier vestigio del mar de verdad, su olor, su textura. Ahora viven inertes en un tarro de vidrio estéril que no le hace justicia a su poder libertario.

Ésta es la oportunidad para reivindicar las decisiones pasadas y hacerlas dignas de su historia milenaria. Desde hace un tiempo no están en el lugar al que pertenecieron, pero esta vez quisiera elevarlas, sacarlas a lo público nuevamente y contar esta historia para todo el que alguna vez haya pretendido escuchar el mar dentro de un caracol.